Hoy el uso del packaging flexible se está convirtiendo en una auténtica tendencia. Probablemente gran parte de este éxito se debe a la tecnología y a los materiales utilizados: papel, aluminio, film de plástico - normalmente combinados entre ellos con inteligencia.
Precisamente combinando las ventajas de los diversos materiales es como el packaging flexible consigue conservar y preservar de la mejor forma posible los productos, evitando roturas y ofreciendo una solución realmente ligera. Por otro lado, el packaging flexible supone un ahorro sobre la energía y los propios materiales - unidos juntos en capas finísimas - resultando de este modo más sostenible y económico que otras tipologías de envases.
Pero, ¿qué materiales se usan para crear el packaging flexible? ¿Cuáles son sus ventajas y, sobre todo, cómo elegir el material más adecuado para un producto? A simple vista podría parecer una decisión complicada: se necesitan experiencia y conocimientos sobre los materiales. Además hay que considerar diferentes exigencias: el objetivo primario del packaging consistente en proteger y preservar el producto, pero también la sostenibilidad, la practicidad y la estética del propio envase. Hoy vamos a intentar ayudarte un poco.
Veamos ahora cuáles son los materiales utilizados en el packaging flexible de Packstyle!
El Aluminio
Imagen: Wolfgang Hasselmann/Unsplash
El aluminio es uno de los materiales que ha tenido más éxito en el packaging. De hecho se usa desde hace más de cien años con este fin: en Francia a comienzos del S.XX se usaban folios de aluminio para conservar chocolate, mantequilla, quesos y tabaco. En 1959 un particular invento hizo explotar la producción mundial del aluminio: la lata (la primera en absoluto se utilizó para la cerveza). Hoy, en el packaging flexible, se usan folios de aluminio finísimos - hasta de 6 micrómetros, o lo que es lo mismo, la décima parte de un cabello - solos o combinados con otros materiales.
El aluminio tiene una serie de ventajas especiales cuando lo asociamos con el packaging. Proporciona una barrera contra los agentes externos que podrían arruinar el producto: el oxígeno o el aire, la humedad, la luz, los microorganismos y olores externos. Por otro lado, resulta neutro al gusto, por lo tanto no altera el contenido - si pensamos en un alimento - y además previene la pérdida de aromas.
El aluminio también es un material muy ligero. Considerando estas ventajas, la producción de aluminio necesita un importante gasto de energía. Por este motivo siempre es conveniente reciclarlo (el aluminio es reciclable al 100%): la energía utilizada en el reciclaje supone de hecho sólo el 5% de la usada para producirlo.
El desafío, para el packaging flexible, es permitir el reciclaje del aluminio incluso cuando se combina con otros materiales. En el packaging flexible el aluminio se usa solo o combinado con otros materiales como el papel. La idea es simple: combinar las propiedades de los diversos materiales para obtener el máximo beneficio del packaging con el mínimo uso de materiales. El objetivo es siempre el de poder contar con un envase práctico, más sostenible y más económico.
Como veremos más adelante, el aluminio en el packaging flexible es particularmente indicado cuando se deben envasar productos sensibles a la luz, como por ejemplo el café.
El papel
En China hace dos mil años ya se usaba el papel para envolver la comida: ¡una especie de antepasado del packaging flexible actual! En realidad, el papel se convierte en el material que conocemos hoy - realizado con celulosa - en el S.XIX. En 1844 en Bristol, Inglaterra, se abrió la primera fábrica comercial de bolsas de papel. Si bien en los años sesenta y ochenta se observa un descenso en su uso dedicado al packaging - cómplice de ello el boom del plástico - hoy día observamos que crece la tendencia opuesta. La sostenibilidad ambiental es un valor compartido y cada día los diseñadores buscan materiales que generen un menor impacto: desde este punto de vista, el papel es uno de los materiales con menos impacto ambiental.
Obviamente el papel usado en el packaging flexible es un papel más “tecnológico” de lo que imaginamos. De hecho se une a otros materiales - como aluminio o film de plástico - para aumentar la capacidad de proteger y conservar el producto.
Por ejemplo, el papel reciclable del packaging de Packstyle (Norma UNI 11743: 2019) está formado por material multicapa formado por papel y PE, o lo que es lo mismo, polietileno: uno de los materiales plásticos más difundidos. A esto se le añade una barrera EVOH, una resina plástica óptima para conservar el producto.
Estos materiales son reciclables junto con otros residuos de papel y hacen de este envase flexible una solución particularmente sostenible. De hecho, el reciclaje de papel es uno de los reciclajes más probados tanto en términos de tecnología y organización por parte de los estados individuales como en términos de hábitos de los ciudadanos.
Como veremos en el packaging flexible el papel no resulta indicado para productos líquidos que podrían estropear el envase.
El film
Imagen: Emily Bernal/Unsplash
El film es un material formado por una serie de películas multicapa compuestas por diversos tipos de plástico, son materiales muy difundidos en el packaging flexible. El plástico ha sido uno de los últimos en llegar al mundo del packaging flexible: los primeros envases de plástico se introdujeron en 1947 y se usaron para los desodorantes.
El plástico, es útil recordar, no es un mono material o material individual, si no que resulta ser una familia de materiales de gran diversidad entre ellos. En el packaging flexible los materiales plásticos se elaboran en folios finísimos - el film o películas - con el intento de usar el menor material posible: menos material significa menos energía para producir el envase y menos residuo generado. Al mismo tiempo el material debe garantizar la ligereza y la capacidad de protección hacia el producto.
Resinas plásticas como el EVOH (etileno, vinil, alcohol) se utilizan para garantizar un producto con una gran capacidad de resistencia a posibles daños y los agentes externos - como el oxígeno o el anhídrido carbónico - que podrían arruinar algunos tipos de productos. La única debilidad es que la humedad debilita esta acción barrera. Por este motivo la resina se une a otros materiales plásticos como el PE o el PET (polietileno tereftalato).
El packaging flexible e film puede ser más o menos reciclable: el film reciclable de Packstyle está formado por una barrera EVOH y un solo tipo de material plástico (PE), por ello puede ser reciclado y puede entrar a formar parte de la segunda vida del plástico.
Como veremos, el film permite crear una ventana en el packaging para poder mostrar el contenido, tiene una capacidad de protección equiparable al aluminio pero no se adapta bien a los productos sensibles a la luz.
Packaging flexible: ¿qué materiales son los más adecuados para cada producto?
Ahora que ya conocemos un poco mejor los materiales del packaging flexible, nos ponemos en el lugar de una empresa o un artesano que busca el material más adecuado para su producto. ¿Cuál elegir? ¡Aquí os dejamos nuestros consejos!